Los primeros desplazamientos del hombre sobre el agua en embarcaciones propulsadas por él mismo se remontan a la prehistoria, cuando en troncos ahuecados, pescaba, cazaba y cruzaba ríos y lagos. Más recientemente, en términos históricos, los indios norteamericanos daban el nombre de canoas a sus embarcaciones propulsadas por remos. Algunos de esos especímenes pueden verse en museos, apreciándose que sus líneas han inspirado las de las canoas modernas.
El testimonio más antiguo que existe representa una canoa y una pala de plata, de más de seis mil años de antigüedad, descubierta por el arqueólogo inglés Sir Leonard Woolley en la tumba de un rey Sumerio, en Ur, a las orillas del Eúfrates, para que realizara su viaje por el río del más allá, este motivo se repetirá a lo largo de la historia de la humanidad, en otras civilizaciones.
Posteriormente, se conocen representaciones egipcias de embarcaciones movidas con palas.
En la península de Yucatán, en Chichen Itzá, aparece otra representaci6n de canoas en un mural de mil ciento cincuenta años a. C., y en las ruinas de Tikal, en el corazón de Guatemala, se encuentran 700 años a.C. huesos con grabados que representan canoas.
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